En la vida, Baby, hay momentos duros que te hacen ver que la mayoría de aquellos que creías amigos (seguramente tu interior ya lo dudaba), con los que has compartido todo lo tuyo y siempre has estado cuando han necesitado ayuda, no son más que ratas. Te das cuenta que ellos sólo compartían migajas. Que cuando de verdad los necesitas esconden la cabeza. Entonces te alegras que te halla tocado a ti, porque si les hubiera tocado a alguno de ellos lo habrías dado todo a alguien que en realidad no merece nada. Detalle para que lo configures en tu chip.
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